Joseph Cáceres

Como a la bachata en aquellos tiempos, quieren cerrarle el paso al movimiento urbano

Por Miguel Melenciano

“Si se calla el cantor calla la vida, porque la vida, la vida misma es todo un canto, si se calla el cantor, muere de espanto, la esperanza, la luz y la alegría.  Si se calla el cantor se quedan solos, los humildes gorriones de los diarios, los obreros del puerto se persignan, quién habrá de luchar por su salario”.

Al parecer, el ritmo urbano tendrá que continuar underground, y fuera de los grandes escenarios como en sus inicios, a pesar de la gran penetración y pegada que ha tenido este género en todos los sectores de la sociedad, al cual, sus exponentes le han dado otro giro en las letras, para de esta forma lograr el consumo masivo del producto, entre grandes y chicos.

Porqué tendrá que permanecer en las oscuridad, al igual  que el género bachata en su momento, el movimiento urbano?,  por la sencilla razón de que los grandes auditorios de la parte alta de la ciudad de New York, se han congraciado para cerrarle el paso, a la forma de expresión  de la juventud sin desaparecerlo, como sucedió en México con los 43 estudiantes.

Y hoy en día, la represión para acallar la juventud y sus inquietudes es más organizada, pues están fundamentadas en acuerdos o contratos unilaterales, en los cuales, una de las partes tiene que cumplir con todos los requisitos, y la otra parte, con ninguno, pues tiene el derecho de disolver el acuerdo, en el momento que desee, sin importarle, ni asumir compromisos, mucho menos obligaciones, con los gastos en que haya incurrido la parte que pretende el uso de su establecimiento, cuando a días de presentarse el espectáculo es suspendido.

Situación está que le acaba de pasarle, a un grupo de jóvenes, que en su afán de llevar el género urbano a otro nivel, tanto en sus letras, como en la dimensión de los escenarios en que se presentan, le fue negada la oportunidad de demostrar, que ellos ha evolucionado en su comportamiento, como sucedió con los bachateros, el perico ripia’o y, el mismísimo merengue en su época.

No existe una razón valedera que pueda explicar ¿el por qué?, la dirección del teatro United Palace y las autoridades del Centro de Artes y Presentaciones del Lehman College (Lehman Center for Arts and Perfomings), suspendieran, después de tener un contrato firmado, y con el otro, contrato verbal, la presentación de estos jóvenes dominicanos en sus establecimientos. A pesar de haber llenado, todos los requerimientos, y algo más, exigidos por ambas instituciones.

La única excusa, es que estos jóvenes son dominicanos, y los jóvenes de nuestro país, no tienen quien le defienda en tierras extranjeras. Están solos, y por eso han abusado de ellos,  puesto que a los intérpretes del género urbano de otros países, no se le pone ningún tipo de obstáculos ni subterfugio contractuales para presentarse  en estos mismo escenarios.

Es por ello que le recomiendo a la juventud urbana, que continúen la lucha por llevar este género a otro nivel,  y no se dejen amedrentar, pero que también recurran a las autoridades electas de ascendencia quisqueyana en la ciudad, pues ellos deben ser compromisarios de que a la juventud dominicana se le respete, y además, le sea otorgado el espacio que le corresponde como minoría para expandir nuestra cultura musical.

Y  que “no calle el cantor porque el silencio, cobarde apaña la maldad que oprime, no saben los cantores de agachadas, no callarán jamás de frente al crimen.  Si se calla el cantor . . . calla la vida”.